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EntreCaracoles

VIII.- No es lo mismo encerrarse para crecer, que vivir paralizada en el caracol

VIII.- No es lo mismo encerrarse para crecer, que vivir paralizada en el caracol

No es lo mismo encerrarse para crecer, que vivir paralizada en el caracol.

Eso es vivir con miedo.

Yo sé de esto. Viví con viejos y llamarlos así no es faltarles al respeto. Vivir con viejos es difícil, porque habitas en el miedo. Miedo de que se vayan, miedo a que te dejen sola; miedo a que se desbaraten frente a tus ojos.

Todavía veo frente a mí a dos niñas. Sentadas en una banca, se toman de la mano a la hora del recreo; mientras las otras juegan “a los encantados”, las dos niñas hablan en susurros. Lloran ausencias antes de que sucedan y tratan de consolarse. Mi amiguita vivía con su abuela, yo con la dama.

El miedo nos acompañaba. Por eso te digo que los niños deben vivir con sus padres, no con abuelos. Convivir con ellos es distinto. Mis hijos convivieron con sus abuelos. Se gozaron mutuamente.
Mi padre tenía una hacienda, era señor de muchas tierras. También un anfitrión renombrado. En los días festivos, se iluminaba cada rincón del amplio comedor de la hacienda. Los manjares que humeaban sus aromas, y el rumor de las pláticas y risas, atraían a los nietos como el panal a las abejas.

—A las abejas les gustan los niños. Les cuentan secretos en el oído. Bisbisean y les dicen donde guardan sus tesoros— Eso es lo que les decía a mis hijos, para que no les tuvieran miedo.
En la hacienda había cajas de miel y las abejas pululaban. Mis hijos querían encontrar el tesoro y le pedían ayuda a mi padre. El era aficionado a la búsqueda y, complaciente con mis hijos, como no lo fue conmigo, accedía a excavar en el punto en que ellos le decían que estaba enterrado. Porfiaban en ese empeño, porque mi padre quería ayudarlos a descubrir, que no todos los tesoros se encuentran enterrados.

Para las abejas su miel es oro. La miel es cicatrizante. Las palabras tienen la misma función. Yo encontré mi panal a solas.

Abrí las compuertas del silencio y empiezo a entenderme.

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