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XII.- Mi mejor amiga tenía muchas muñecas

XII.- Mi mejor amiga tenía muchas muñecas

Mi mejor amiga tenía muchas muñecas. Vivían en la casa más hermosa del mundo

Mi mejor amiga tenía muchas muñecas. Me gustaban tanto, que cuando me invitaba a jugar me portaba muy bien en la visita, para que me dieran permiso de volver.

De sus muñecas, las más bonitas eran pequeñas mujercitas. Vivían en la casa más hermosa del mundo. Los muebles de cada habitación estaban hechos a su tamaño. Había una sala y hasta un piano con banqueta. Las luces de los candiles se prendían. En el comedor, la vajilla puesta sobre la mesa, con un centro de frutas. En cada recámara, cama con dosel de gasa y armario con vestidos.

La casa de las mujercitas había sido de la mamá de su abuelita. Según decían eran valiosas. Pero a nosotras nos dejaban jugar cada vez que lo pedíamos y eso que sus muñecas eran mucho más bonitas que las mías. Vestíamos a las mujercitas para que se pasearan por toda su casa.

En mi casa de verdad, la sala y el comedor estaban separados de la estancia, por dos puertas abiertas de par en par. Y de qué me servía que estuvieran abiertas, si la dama, mi dama, me dijo desde que tengo uso de memoria que no debía cruzarlas porque esas habitaciones eran la casa del vecino. Obedecí, pero me paraba en una u otra puerta cuantas veces podía, para mirar desde afuera todas sus maravillas.

Al vecino no llegué a verlo, pero creí en su existencia. Tuvo que venir de visita un niño que vivía frente a nosotros, para que me abriera los ojos. Le expliqué que no debía entrar a ese paraíso — ¿La casa de tu vecino? ¿Cuál vecino?— me preguntó sorprendido. Cuando le dije que no lo conocía se rió de mí a carcajadas.

En esa época debo haber tenido algún retraso mental para haber sido tan crédula. No me creas; ironizo de mi fe en los adultos que entonces era grande. Después tuve que reconciliarla.

Reconcilié mi fe en los adultos. Me reconcilio también con sus manías, porque yo tengo las mías, aunque voy abandonándolas.

Antes, cada fin de año, por Navidad y también por Reyes, me sentaba frente a la televisión con mis hijos para ver juguetes.

Así compré muchas muñecas y las coloqué en mi casa,

hoy,

hermosas niñas que no son nada mío, juegan con ellas.

1 comentario

jessica -

k padre k tenga una casononona y k luego voy a visitarla para ver si es sierto por k tengo k verlo con mis propios ojos.............. aaaa y k padre k sea de muchos años por k asi hay una antiguedad